FALLO
La semana pasada recibimos la noticia de la condena firme a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En consecuencia, está a un paso de cumplir con la condena ordenada por la justicia porque no le quedan aquí en la Argentina mas instancias judiciales. Sin entrar a considerar las consecuencias políticas que de ella derivan, y sin juzgar si está bien o mal resuelto, debemos analizar que, desde un punto de vista democrático, significa un avance importante que se trasluce con un fallo ejemplificador para todos los políticos que obtengan un cargo y se sirvan de él para cometer ilícitos. Algunos se preguntarán: ¿Por qué Cristina?, y responderemos como aquel infractor de tránsito que cuando lo encuentran en falta, pretende justificarse con el “¿por qué a mi? Si hay cientos que cometen esa infracción…”. Es que esta vez te tocó a vos.
Esta vez el sistema republicano, representado por el poder judicial, encontró a la ex presidenta culpable después de un juicio que duró años y la sancionó para que la democracia siga viva, y también para que los futuros funcionarios tengan en cuenta que si cometen actos de corrupción sirviéndose del poder serán castigados. Hoy le tocó a Cristina, en el futuro podrán ser los funcionarios que están gobernando ahora, incluido el actual presidente Milei.
Según Hernández Gómez (2018), la corrupción se define como “toda violación o acto desviado, de cualquier naturaleza, con fines económicos o no, ocasionada por la acción u omisión de los deberes institucionales, de quien debía procurar la realización de los fines de la administración pública y que en su lugar los impide, retarda o dificulta”. El antídoto conocido contra la corrupción política es la transparencia.
Quizás a partir de este fallo la República Argentina empiece a transitar una democracia mas pura, con funcionarios honestos y responsables como debe ser, para transformarse en un país adulto, superando las antinomias que debilitan e impiden lograr ser de primer mundo. Veamos el vaso lleno no el vacío. Eso ayudará a entender este fallo histórico a todos: a los simpatizantes de Cristina y a los opositores de ella. Transitar separados este tramo de la historia nos provocará mayores daños a la sociedad en la que vivimos. Si queremos progresar como país debemos unirnos para dirigirnos a un fin común: el bienestar de quienes habitan este suelo. Es decir, el prójimo, esa persona que está a lado nuestro, que sufre como nosotros todas las consecuencias de la corrupción. Veremos que pasa en los próximos días porque la actitud de cada líder político es fundamental, esperamos que estén a la altura de las expectativas de todo el pueblo argentino.