UNA DEMOCRACIA IMPERFECTA

UNA DEMOCRACIA IMPERFECTA

Por Luis Marino Ejarque

“La dominación tiene su propia estética y la dominación democrática tiene su estética democrática.”  (Herbert Marcuse (Berlín, 1898 – Starnberg, 1979)

La Democracia ya no debe concebirse como un sistema aislado de otros sistemas. Puede definirse como el sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes….Pero tiene la suficiente laxitud para transformarse en  uno de esos enormes vacíos que puede ser ocupado con el contenido que a cada uno le convenga. Puede tomar la forma de liberal para engañar y dominar al pueblo al que representa  por parte de una élite, hasta la democracia participativa que se establece  por estratos ilustrados y consientes de la sociedad. En el medio hay de todo: desde la limitación del derecho a la libre elección abandonando luego los derechos de los votantes, hasta ser solo una máscara para manejar al pueblo a través de aparatos políticos seudomilitares.

Las Democracias por lo tanto pueden tomas formas tales que se autodigieren. Al punto de invocarlas en sistemas de Partido único (Venezuela, Nicaragua), constituyendo de esta manera un sistema de gobierno “democrático” sin República. Argentina ha tenido acceso a la Democracia a través de luchas históricas que se caracterizaron por irrupciones militares o cívico militares en el poder que, luego del desgaste y la lucha popular, le cedieron nuevamente su lugar. Este período de Democracia que lleva ya casi 38 años, es el más largo bajo este sistema desde el siglo pasado. Sin embargo no ha encontrado todavía las herramientas para que la voluntad popular concilie con la necesidad popular. En Democracia hemos llegado a las tazas de pobreza más altas de nuestra historia y a la caída de la alfabetización y calidad educativa más vergonzosas. Si uno de los atributos de la Democracia es el “gobierno para el pueblo”, ¿cómo es posible tanta exclusión?

Podría explicarse por esa característica de nuestros políticos como es la enorme tendencia a la Demagogia. Esto los lleva a dictar políticas populistas, de modo tal que el pueblo se convenza con dádivas y logros ajenos al esfuerzo y el trabajo, que los gobernantes los ayudan. Ya existe y está arraigado en la mayoría de ese pueblo el concepto de “Estado Benefactor”. Es el Estado el obligado a mi sustento. La democracia no explica eso en ninguna de sus definiciones, tampoco la República. Sin embargo la telaraña de medidas populistas que tienden a la cooptación de voluntades, a la pérdida de nivel educativo y cultural, llevan a la dependencia cuyo fin electoralista no puede discutirse.

Lo expuesto demuestra cómo la calidad de la Democracia impacta en la calidad de vida. Mientras se tiende a pensar que la Democracia debiera ser el sistema ideal para una sociedad justa (Justicia Social), y en nombre de esta premisa, se la bastardea obligándola al voto que perpetúe una sociedad decadente y con destino incierto.                  Parece ser que la Democracia está concebida para sociedades maduras o al menos educadas. Las sociedades descompuestas como la Argentina de hoy, han perdido las herramientas para transformar su destino. El título del presente resume el engaño de nuestra Democracia.