Por Silvina Silva

Uno tiene que decidir hasta que punto deja que nos afecte las actitudes de otros hacia nuestra persona, en donde vamos a poner nuestro interés y nuestra energía, no es fácil, los vampiros energéticos son muy sutiles y la mayoría de las veces, diría en un  99% , no son nuestros enemigos, al contrario, están en nuestras vidas ocupando algún rol, entonces sin darnos cuenta uno empieza a drenar sentimientos y pensamientos que nos oscurecen, nos opacan y van haciendo mella, y llega ese día que no sabes ni como llegaste a estar tan afectado por las actitudes, las formas y maneras de otro individuo, pero también ese es un punto de inflexión, donde toca decidir, sí permitís que tu espíritu se vea colmado de malos sentimientos y negativas emociones o entendés que no es tu trabajo cambiar al otro y decidís cambiar vos, buscar donde fue que te empezó a afectar la actitud del otro, ese otro que puede ser una amigo, un pariente, un patrón, un compañero de trabajo, un familiar muy allegado, una pareja etc, etc entonces ya no le das más entidad, ni caes en sus juegos sutiles y psicológicos, creas ese efecto bumerang que con tu escudo de indiferencia rebota y vuelve a su emisor, es un gran trabajo sobre uno mismo, sobre nuestra personalidad y sentimiento, es un viaje interno de sinceramiento, de auto crítica, de profunda reflexión, cuesta, es un camino con recaídas tal vez, porque dominar nuestra propia mente es lo más difícil del mundo, arrear nuestros sentires, salir de la zona de víctima, de ofendido y de perseguido es una línea invisible, que necesita de mucha entereza para encontrarla, pero aún así es posible salir victorioso de semejante batalla, y ser inmune a las actitudes de los otros … Esa es toda una victoria, porque sabes que?? No cambiaste al otro… simplemente cambiaste vos y te hiciste más fuerte…